Cervera del Maestre es una villa histórica ubicada al norte de la provincia de Castellón, en la Comunidad Valenciana.
Desde lo alto de un cerro domina un vasto territorio en el centro geográfico del Baix Maestrat.
En la actualidad, tiene una población de unos 557 habitantes y una economía basada en la agricultura de secano (algarrobo, olivo y almendro) y en el sector servicios.
Es un sitio perfecto para hacer un alto en el camino si estamos por esa zona, en unas pocas horas podemos ver su casco histórico.
Antes de nada os recomiendo que habléis con la Oficina de Turismo, que se encuentra ubicada el Molí de l’ Oli (antiguo molino de aceite) y que por cierto también es visitable, tanto por libre como con visita guiada.
Allí os podrán indicar los puntos que no podeis dejar de visitar dentro del núcleo urbano de Cervera del Maestre y también os podrán dar información de alguna de las muchas rutas que tienen por la zona.
Índice
Si venís desde Castellón, la manera más rápida de llegar es cogiendo la CV-10 y posteriormente la CV-135 (74.5 km aprox. 1 hora).
Para aparcar, no hay ningún parking habilitado como tal, pero no es difícil encontrar sitio en alguna de las calles del pueblo. Yo siempre recomiendo dejarlo a las afueras, para comenzar cuanto antes a dar un paseo y así dejar aparcamiento libre a los vecinos.
Desde la Oficina de Turismo realizan visitas guiadas por el pueblo para visitar:
Si por el contrario preferís ir por vuestra cuenta e ir descubriendo a través de los carteles la historia de este bonito pueblo, os voy a contar con detalle lo que no os podéis perder.
Al castillo se accede por la parte del casco antiguo de Cervera del Maestre, pero os recomiendo que os dejéis caer también dando un paseo por la parte trasera del mismo.
Es una zona muy bonita donde la roca a dejado unos agujeros caprichosos y curiosos.
En cuanto nos adentremos en las callejuelas, vamos a poder ir viendo carteles que nos indican la dirección por la que debemos acceder a la parte alta de la población para poder llegar a la fortaleza.
El castillo, declarado Bien de Interés Cultural (BIC), es una fortaleza islámica construida en el siglo XII, sobre un antiguo Hisn Califal en la cima de una loma que domina el centro geográfico del Baix Maestrat.
Formaba junto con los castillos de Morella, Peñíscola y Xivert una sólida línea defensiva para evitar el avance de las tropas cristianas.
Posteriormente, las Órdenes de Caballería de San Juan del Hospital y de Santa María de Montesa tomarán posesión de la fortaleza, convirtiéndose así en el centro político-administrativo del Viejo Maestrazgo de Montesa a lo largo de los siglos XIV, XV y XVI.
Finalmente fue destruido por Felipe V en la Guerra de Sucesión. Actualmente se conservan las ruinas de la muralla y torres.
El recinto amurallado, de planta irregular dispersa y 5.000 metros cuadrados ocupa toda la cima del monte sobre el que se asentaba.
Es de destacar las notables vistas panorámicas que nos ofrece, con toda la línea de costa desde el Delta del Ebro hasta la Sierra de Irta y todo el interior del Maestrazgo.
Situado en la parte alta, es el elemento más característico que resalta por encima de todas las casas y se deja ver desde cualquier punto de la población.
Probablemente se edificó sobre un anterior templo religioso sarraceno.
La Torre del Campanario fue construida en el año 1760. La fachada principal alberga el escudo de la población y los restos del antiguo reloj.
Es un antiguo molino aceitero construido en los siglos XIV-XV, ubicado en la Rambla de Cervera a las afueras de la población y declarado Bien de Interés Cultural (BIC).
Actualmente es un centro de recepción de visitantes y alberga en su interior la Oficina de Turismo, así como una completa exposición museográfica del proceso de elaboración del aceite y una tienda.
En la tienda podremos adquirir numerosos productos hechos con aceite: jabones, cremas, ungüentos, artículos tallados en madera de olivo, aceite para el consumo humano, libros…
En el interior del edificio se conserva una pieza única y exclusiva; se trata de una antigua prensa de madera, llamada tradicionalmente » de viga y quintal», de 12 metros de largo y 4000 kg. de peso, construida en el año 1606 junto con sus grandes torres de contrapeso.
Es posiblemente una de las prensas más grandes y más antiguas que se conservan en toda España, y según este ingenio ideado por la antigua civilización romana se muestran todas las fases de la producción ancestral del aceite, desde el secado de la aceituna en las terrazas, pasando por la moltura en la Sala de las Muelas, la extracción del aceite en la Sala de las Prensas y la depuración del líquido dorado en la Sala de las Tinajas.
Pasear por el complejo trazado urbanístico característico de las antiguas ciudades andalusíes en Cervera del Maestre, es algo imprescindible.
Las casas se fueron construyendo apiñadas a partir del castillo y de la iglesia, dando lugar a calles estrechas y callejones laberínticos, donde es una delicia perderse en la actualidad.
También podéis acercaros por la Calle Mayor encontramos diversos escudos heráldicos declarados Bien de Interés Cultural, y algunas inscripciones en ventanales de difícil descripción.
Os recomiendo, que si os gustan los hornos de leña tradicionales, os acerquéis a degustar algún producto de los que venden en el Horno tradicional Artiga (en calle Nou, 1).
La señora que atiende es la mar de simpática y tienen unos productos artesanales buenísimos (si sois golosos como yo, os recomiendo los pastissets)
La verdad es que en Cervera del Maestre se lo han montado bastante bien, para ofrecer actividades variadas para todos los gustos.
En la Oficina de Turismo tienen un «Mapa excursionista» donde están muy bien detalladas las rutas senderistas, interpretativas y ciclistas que tienen dispersas por todo el territorio.
Como iba un poco apurada con el tiempo, únicamente pude realizar la Ruta interpretativa 3 (L’ aigua), que os dejaré detallada en otro post para que podáis consultarla.
Voy a relatar algunas de las leyendas que más me han gustado de todas las que giran en torno a este precioso pueblo: la leyenda de la Faram y el Clot del Tresor.
Os animo a que indaguéis por vuestra cuenta sobre las otras dos: las huellas de la caballería de «Sant Jaume» y los misteriosos túneles subterráneos.
Una de las fiestas que más me han llamado la atención son les trobades de dracs i bèsties de foc (encuentro de dragones y bestias de fuego) que se celebran en Cervera del maestre durante el primer fin de semana de julio.
Cuenta la leyenda que un gigantesco y monstruoso dragón vivía en una de las cuevas próximas a la entrada al castillo. Este ser, tenía atemorizados a todos los vecinos del lugar, ya que robaba animales de sus rebaños, arrasa cultivos escupiendo fuego y cada vez que tenía sed, secaba los pocos de agua.
Muchos fueron los que intentaron acabar con esta bestia, sin éxito. Puesto que era inmortal y ningún arma conseguía arrebatarle la vida.
Se decía, que la única forma de que muriera, era si comía unas florecillas silvestres que crecían en los alrededores de la cueva donde habitaba este dragón.
Una bella joven de la zona, disfrazada de pastora, se acercó con su rebaño hasta la puerta del castillo, y valiéndose de su belleza y persuasión, se ganó la confianza de la bestia.
Al poco tiempo, la pastora se hizo con un ramillete de estas flores silvestres, obligó a una de sus ovejas a comérselas y se la regaló al dragón. Este, sin sospechar lo más mínimo, devoró a la oveja.
A la mañana siguiente el dragón, entre fuertes alaridos, encontró la muerte.
Se dice que tan grandes y fuertes fueron, que se oyeron por toda la comarca. Todavía hoy, en las noches más destempladas de invierno, pueden oírse los alaridos de la Faram.
Clot de la bossa o clot del tresor es una cavidad visitable ubicado dentro del propio castillo, en la muralla norte, cerca del torreón rectangular.
Cuenta la leyenda, que había un vecino de la localidad trabajando temporalmente en Francia, y que una adivina a la que fue, le dijo que había un tesoro de época musulmana escondido bajo las rocas del castillo.
Cuando volvió a Cervera para buscar el tesoro, se encontró con otro vecino al que también le habían contado en Barcelona la historia de este botín oculto.
Desde ese momento, se olvidaron de sus labores agrícolas y comenzaron a picar manualmente la roca, buscando el ansiado tesoro, pero este, nunca apareció.
Al final, aconsejados por un sacristán y viendo que se estaba perdiendo toda la cosecha, desistieron y se quitaron de la cabeza la idea de riquezas y tesoros.
Se dice, que el sacristán embaucó a otro vecino para buscar el tesoro, y finalmente cuando lo hallaron, el sacristán desapareció.
Pero lo cierto, es que a día de hoy el tesoro sigue oculto en las profundidades de la roca bajo el castillo…