Salento es un municipio colombiano del departamento de Quindío.
El principal motivo para que viniéramos hasta este pequeño pueblo de tan solo 3000 habitantes, fue para hacer una ruta bastante conocida por el Valle del Cocora.
Pero, realmente Salento tiene mucho más que ofrecer:
Nosotros por logística y por falta de tiempo, únicamente pudimos ver el pueblo y hacer la ruta del Valle del Cocora (pero aún así tenemos un grato recuerdo de Salento).
Desde la Plaza Bolívar que está en el centro del pueblo salen las calles más importantes del pueblo (entre ellas la Calle Real).
En todo el perímetro de la plaza hay comercios, bares, restaurantes, farmacias…es una zona de mucha actividad y siempre está lleno de turistas y de coches.
Frente a la plaza podemos observar la Iglesia de Nuestra Señora del Carmen.
La mayoría de las casas de este pueblo conservan la Arquitectura Tradicional de Colonización.
Ese tipo de construcciones representa un aspecto agradable, bello y homogéneo, no solo por la unidad de los conjuntos urbanos, sino por la calidad y el buen estado de las construcciones, las cuales están en buenas condiciones, de intenso colorido, ostentan grandes puertas en madera muy trabajada, ventanas de igual estilo y grandes balcones que sobresale del frente de las casas.
Como comentaba antes, la Calle Real es una de las arterias económicas principales de Salento. Cuando la veas sabrás que es, porque a ambos lados de la calle hay todo tipo de tiendas y se extienden hasta donde alcanza la vista (parece no tener fin).
La Calle Real debe su nombre a que antiguamente vivían en ellas las personas más ricas e influyentes del pueblo.
Justo donde acaba esta calle, podemos ver los más de 200 escalones que nos llevarán al mirador Alto de la Cruz.
Otro lugar de Salento que me gustó mucho fue la Aldea del Artesano. Para llegar allí si estás en el centro del pueblo, tienes que dirigirte por la calle 5 hasta llegar a la calle 12.
A partir de ahí ya irás encontrando carteles que van indicando el camino (no tiene pérdida). Aunque por si acaso, os dejo la ubicación en Google maps y una captura de pantalla.
Debéis permanecer en la calle 12 hasta que veáis un cartel como el de la foto y entonces ya es cuando giráis a la izquierda.
Nosotros cuando llegamos no vimos a nadie y nos dio la sensación de que estaba «abandonado» o «deshabitado» pero se ve que empezaban a montar los puestos un poco más tarde.
Los artesanos del lugar nos contaron la siguiente historia:
En 1999 hubo un terremoto en esta zona y el gobierno hondureño hizo una inversión de dinero para la construcción de 40 casas y un taller artesanal.
La realidad fue que el Gobierno Colombiano se quedó con todo el dinero y los artesanos tubieron que entrar en juicios para conseguir lo que se les había prometido.
A día de hoy hay construidas 20 casas, que son para 20 familias, donde cada casa ofrece un tipo de artesanía distinta. Además tienen su propio huerto ecológico de donde sacan la comida para alimentarse.
Como podéis ver en las fotos, las casas mantienen la arquitectura tradicional, dándole al lugar una aspecto mágico.
Nosotros decidimos comprar un poco de todo para llevarlo a España como regalos, ya que la mayoría de la gente compra en las tiendas de dentro del pueblo, y así aportábamos nuestro granito de arena a esta maravillosa iniciativa.
Otra cosa que me dejó boquiabierta, fue la gran cantidad de flores preciosas que había en los jardines de la aldea…y no me pude resistir a hacer mil fotos.
Y no es de extrañar que tengan esas maravillosas flores…¡porque allí es verano todo el año!.
Bueno…y para la joya de la corona quería dedicar un post entero…porque fue lo que más me gustó casi del viaje en general de Colombia.
Y es que por hacer la ruta por el Valle del Cocora merece la pena haber venido hasta este lugar. Así es que si quieres leer más sobre esta ruta pincha aquí.