Argynnis paphia también conocido como mariposa nacarada, es un lepidóptero perteneciente a la familia Nymphalidae.
Este ejemplar fue encontrado en cercano a un embalse de la provincia de Huesca, en la zona del Prepirineo sobre una zarza.
Es una especie que podría llegar a confundirse con Argynnis pandora. La diferenciaremos porque esta tiene un amplio espacio de color rojo en el reverso de las alas anteriores.
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Los adultos son de gran tamaño, pudiendo alcanzar los 70 mm de envergadura alar. El color de fondo tanto de hembras como de machos es el naranja y sobre este, diferentes manchas negras dando aspecto leonado.
Los machos tienen las androconias (escamas especializadas) muy marcadas en el anverso de las alas anteriores. Las androconias tienen células glandulares que segregan feromonas durante el cortejo.
En el reverso de las alas de ambos sexos, podemos ver un fondo verdoso (de ahí lo de nacarada) y sobre él bandas plateadas.
La oruga es de color negro o marrón oscuro con líneas longitudinales amarillas y espinas rojizas. La pupa es parda con bultitos nacarados.
Se encuentra bien extendida por toda Europa, llegando hasta Asia. En la Península Ibérica la tenemos presente en zonas de montaña sobre todo de la mitad norte.
Le gustan los claros y márgenes de bosques, caminos y pistas forestales hasta los 1.400 metros de altitud.
A los imagos les gusta libar de plantas como las zarzas, cardos y otras compuestas. Se ha dado casos de observar ejemplares alimentándose de la melaza de los pulgones.
Las plantas nutricias de las orugas son plantas pertenecientes al género Viola (Violaceae).
Es una especie univoltina que se puede ver volar desde junio hasta agosto. La hembra no realiza la puesta de huevos sobre la planta nutricia como si que hacen otras mariposas.
Estas, lo que hacen es buscar huecos y grietas en árboles cercanos (a veces incluso a cierta altura) y ahí es donde colocan su preciada descendencia.
Pueden hibernar en estado de huevo o de oruga, por eso muchas veces al eclosionar los huevos, lo primero que hacen es introducirse en la corteza para resguardarse y pasar así el invierno.
A la primavera siguiente, las orugas se desplazan hasta las plantas nutricias cercanas donde se alimentarán durante el día.