Cantavieja, capital de la comarca del Maestrazgo, se sitúa a 1300m de altitud y cuenta con alrededor de 750 habitantes.
Es un pueblo que pertenece a la provincia de Teruel y fue declarado Conjunto Histórico-Artístico en 1981, no solo por sus monumentos arquitectónicos y estructura medieval de su casco antiguo sino también por su pasado histórico.
Entró a formar parte de la Red de Pueblos Más Bonitos de España en 2014.
Si venimos desde Castellón, está a poco más de 100 km de distancia (1h 30′ aprox) y deberemos de tomar la CV-10 – CV-15 y por último la A-227 dirección Cantavieja.
Si por el contrario, queremos llegar desde Teruel, la distancia es de 90 km (1h 20′ aprox) y deberemos tomar la A-226 dirección Cantavieja.
En el pueblo no tienen habilitado parking como tal, pero fuera del casco histórico se puede aparcar el coche sin problema.
Antes de adentraros y perderos callejeando por las preciosas calles del casco histórico, os recomiendo que os acerquéis a la Oficina de Turismo, situada en la Calle Mayor.
No tiene pérdida encontrarla puesto que posiblemente accedáis al casco histórico a través de esta céntrica calle.
Sin duda, para empaparos de toda la historia es muy aconsejable contratar las visitas guiadas. Tienen un coste de 4 euros por persona y el itinerario es el siguiente:
Merece mucho la pena, de verdad. Aquí os dejo el enlace a la web de turismo de Cantavieja para que podáis ver toda la info (horarios, aforo, teléfono de contacto…).
El museo se encuentra ubicado en el interior de la oficina de turismo y tiene un coste de 1,5 euros por persona.
Propone un viaje en el tiempo para descubrir aquellos hechos que en el siglo XIX saltaron a la primera plana de la actualidad como reducto de la insurgencia Carlista y conocer algunas curiosidades como la Bandera de la Muerte que recuerda a la de los piratas.
El de Cantavieja es uno de los ayuntamiento más antiguos de la comarca. Construido a finales de la Edad Media conserva las amplias ventanas góticas que iluminan el interior del salón de plenos.
En la fachada se observa el escudo de la villa y una leyenda en latín que supone una declaración de los principios que han de regir la labor del concejo:
ESTA CASA ODIA LA MALDAD, AMA LA PAZ, CASTIGA LOS CRÍMENES, CONSERVA LOS DERECHOS Y HONRA A LOS HONESTOS.
Pasando por el arco del final de la plaza, llegamos a uno de los miradores del pueblo.
La Iglesia se construyó entre 1730 y 1745 sobre el antiguo templo gótico del que solo quedan los arcos de la lonja y la puerta principal bajo la torre.
En el crucero de la Iglesia hay una réplica de la urna donde se guardaban las reliquias de Santa Vicenta traídas desde Roma.
La Torre de la Iglesia fue construida en 1612 sobre la calle mayor, permitiendo el acceso a la iglesia parroquial a través de su antigua portada gótica.
En el primer cuerpo de la torre se encuentra la maquinaria del reloj y las escaleras permiten acceder a las salas de exposiciones que fueron vivienda del campanero.
En la primera sala hay recreada una antigua escuela y en la segunda una vajilla del siglo XVIII de cerámica de Teruel.
Entre los restos de las fortificaciones que reconstruyeron los carlistas para mejorar la defensa de Cantavieja destaca esta muralla con asperilleras sobre la roca.
Lugar privilegiado para controlar el camino desde Mirambel y proteger su ya desaparecido portal.
Desde este punto podremos hacer un paseo por el exterior de las murallas desde donde tendremos unas vistas increíbles del pueblo y de los alrededores.
Si damos todo el paseo por la ronda exterior llegaremos a un punto muy cercano a la Plaza España, fuera del casco histórico.
Merece mucho la pena llegar a este punto por la preciosa escalera de piedra que hay y porque las vistas son aún mejores que desde donde hemos iniciado el paseo.
Aunque se desconoce con exactitud cuál es el origen del castillo, se sabe que fue una importante fortaleza templaria.
Cuando en 1307 Jaime II dio orden de arrestar a los templarios de Cantavieja, el castillo aguantó un largo asedio de 8 meses hasta rendir una de las encomiendas más importantes del Temple en la Corona de Aragón.
El recinto del castillo se convirtió en Calvario y hoy se puede recorrer hasta llegar a la ermita del Santo Sepulcro de planta circular que se levantó en el lugar donde hubo un torreón rectangular.
Es un excelente ejemplo del mejor arte gótico de la provincia, que se revela especialmente en el sepulcro de alabastro donde descansó el cuerpo del Castellán, siendo así hasta que fue profanado (al usarse la iglesia como almacén de armas en la primera guerra carlista).
Tras la Iglesia de San Miguel tenemos otro de los miradores.
Tiene un tamaño medio, con planta circular de aproximadamente 6 metros de diámetro y 7,5 m de altura.
Se trata de un depósito excavado artificialmente con una cubierta superior construida por aproximación de hiladas de piedra.
Estas construcciones sirvieron para almacenar nieve con la cual se garantizaba la conservación de medicinas y excedentes de alimentos.
Construida en el año 1700, sigue el modelo de ermitas bajo esta advocación con un amplio atrio delantero que se comunica con el interior a través de una gran ventana con reja.
El altar y parte de las pinturas murales fueron destruidas durante la Guerra Civil.
Cuenta la leyenda popular que el actual nombre del pueblo de Cantavieja, tiene su origen en una antigua batalla.
Se supone que «los malos» iban a atacar por la noche a la población de Cartago vetus (que era como se llamaba antiguamente a Cantavieja) para pillarlos desprevenidos.
Pero a su vez, fueron sorprendidos por una anciana que viendo el panorama, se subió a la muralla y se puso a tocar el tambor, avisando así a todos del inminente ataque, pudiendo de esta forma defenderse de los atacantes.
En agradecimiento, se le dio nuevo nombre al pueblo y esta abuela y su tambor aparecen en el escudo del pueblo.