PR-CV 7 Volta a Bèrnia es una ruta circular que se ubica en la provincia de Alicante, concretamente pertenece a los pueblos de Benissa, Altea, Callosa de Ensarriá y Jalón. Desde la Sierra de Bérnia se tienen unas espectacular vistas de toda la Marina Baixa.
Esta ruta tiene un fuerte ascenso hasta el «forat» (agujero) y a partir de ahí, la ruta es bastante sencilla. No es nada recomendable hacerla en verano, ya que no hay ni una zona de sombra.
Os recomiendo que llevéis calzado adecuado y que tenga buen agarre, ya que hay zonas con mucha piedra suelta.
Índice
Para comenzar esta ruta, deberéis de dirigiros a Les Cases de Bèrnia, donde se puede dejar aparcado el coche en varios aparcamientos de tierra habilitados.
Si venís desde Alicante, se puede tomar la liberalizada AP-7 hasta Benissa (salida 63) y una vez allí seguir las indicaciones CV-749 hasta Cases de Bèrnia.
El camino hasta llegar al aparcamiento del inicio de ruta, está lleno de curvas y aunque la carretera está asfaltada, es bastante estrecha y tiene buenos agujeros.
Por favor, en Les Cases de Bèrnia vive gente, por lo que es muy importante ser respetuosos y aparcar en los lugares habilitados para ello, no en parcelas privadas o lugares de salida de vehículos
Si sois lectores asiduos a mi blog, ya sabréis que me gusta dividir las rutas en varias etapas para poder desglosarlo todo y contároslo con mayor detalle, por lo que vamos a ello.
Como os he comentado al inicio del post, esta ruta es circular, por lo que se puede hacer en el sentido que queramos. En mi caso, empecé con el fuerte ascenso al Forat (con la fresca) y el resto de la ruta la dejé para cuando el sol calentara más.
Una vez tengamos el vehículo correctamente estacionado, tomaremos las indicaciones que nos invitan a bordear la Sierra de Bèrnia por el lado izquierdo, a través de una pista de tierra.
Acordaros que vamos siguiendo un PR (sendero de pequeño recorrido) por lo que las marcas de pintura que debemos seguir son blancas y amarillas.
Cuando llevemos recorridos apenas 1,3 kilómetros, encontraremos una fuente y varios carteles que nos cuentan que en esta zona hay una importante Microreserva de flora.
Algunas de las plantas que vamos a poder encontrar protegidas en esta reserva son: Centaurea rouyi, Leucanthemum gracilicaule, Reseda valentina, Pistacia terebinthus, Selaginella denticulata o Narcissus assoanus.
Desde este punto comenzaremos a ascender hacia el Forat (el agujero) que atraviesa toda la sierra desde la cara norte (donde nos encontramos) hasta la parte sur. El ascenso son en total 1,4 kilómetros.
Por el sendero, iremos encontrando diferentes carteles informativos que nos cuentan los antiguos usos de la zona. Y es que, toda este paraje está lleno de antiguos bancales que en origen fueron construidos por los moriscos. Usados hasta no hace mucho para el cultivo de la vid, pero abandonados poco a poco por el éxodo rural y por enfermedades emergentes como la filoxera.
Una vez lleguemos al Forat, os aseguro que la abrupta subida habrá merecido y mucho la pena. Pasaremos por el interior del agujero, agachados y en ocasiones casi a rastras mientras el fresquito nos hace olvidar el calor que hemos pasado durante el ascenso.
Si tenéis suerte y el día en el que hagáis esta ruta está bien despejado el cielo, cuando crucéis a la cara sur de la sierra a través del Forat, vais a quedaros flipando.
Os pongo un poco en situación: en este momento estáis a 1100 metros de altitud, en la llamada Sierra de Bèrnia que tiene un total de 9 kilómetros de extensión y está formado por roca caliza.
No os penséis que somos los primeros que usamos este paso natural entre las dos vertientes de la sierra. Los pastores, ya lo utilizaban antaño para resguardarse del sol y buscar zonas mejores de pastos.
Desde el lado sur se puede observar el bonito valle de Guadalest, la Serra Gelada, Cabo Palos, el Cabo de Santa Pola, Sierra Espuña o el Puig Campana, entre otros.
Una vez pasemos el Forat y volvamos a retomar la marcha, podemos acercarnos a ver las Pinturas Rupestres Penya de l’Ermita del Vicari, protegidas por una valla metálica.
En mi caso, realmente no llegué a ver ninguna pintura rupestre, pero vamos, no tengo especialmente una vista de lince. De igual manera, el ascenso merece la pena.
Una vez dejemos atrás las pinturas rupestres, seguiremos avanzando por una senda salpicada a ambos lados por nuestra palmera autóctona (Chamaerops humilis). En mi caso, tuve la suerte de poder cruzarme con este ejemplar de Nemesia sp..
A unos 2,7 kilómetros de las pinturas, encontremos las ruinas del Fort de Bèrnia, declaradas Bien de Interés Cultural (BIC). Tengo que decir, que este fue el punto que le puso la guinda al pastel a esta ruta.
El Fort de Bèrnia (Fuerte de Bernia) fue construido en 1562 por orden de Felipe II, con el fin de defender la costa de los frecuentes ataques de los piratas berberiscos, así como evitar las revueltas de los moriscos instalados en este lugar.
Desmantelado en el año 1613, a día de hoy se pueden observar ruinas de construcciones abovedadas, fosos y torreones del fuerte.
Desde el fuerte, hay una senda que asciende a la cresta de la sierra, y el día que yo hice la ruta pude oír gritar y berrear a un grupo de personas que habían subido.
En mi caso, no ascendí porque la ruta no está señalizada y se ve que tiene un fuerte desnivel (como es lógico, al tratarse de subir a la cresta).
Desde aquí hasta el aparcamiento, la ruta comienza a bajar de manera suave y por fin, al terminar de bordear la montaña, encontraremos algo de sombra bajo pinos de porte alto.
Las vistas siguen siendo impresionantes y podremos disfrutar de ellas en los 3 kilómetros que nos separan de la zona de aparcamiento.
Como siempre, os dejo a continuación el track de Wikiloc de la ruta, para que podáis consultarla o descargarla para llevarla en vuestras rutas.