El Poblado Ibérico Castellar de Meca está ubicado en el término municipal de Ayora, en la provincia de Valencia.
Está declarado Bien de Interés Cultural (BIC) desde el año 1931 y también Monumento Histórico Artístico Nacional.
Este poblado íbero se encuentra en una finca privada denominada «Casas de Meca» y únicamente puede visitarse los domingos en horario de 9:00 – 14:00.
Para llegar al yacimiento deberemos de realizar una ruta semi-circular muy sencillita y apta para todos los públicos (de unos 5 km aprox.).
Si venís desde Valencia (como ha sido mi caso) os recomiendo que NO hagáis caso a la indicación que os marca Google Maps (es incorrecta).
Si ponéis en Google Maps «Poblado Íbero Castellar de Meca» os llevará a una dirección errónea que está a unos cuantos kilómetros de la que es correcta.
Por el contrario si ponéis «Parking poblado ibero» os llevará a la dirección correcta donde está el Parking para comenzar el inicio de la ruta.
Pasados 2 kilómetros Alpera o cuando os falten 2 kilómetros para llegar a esta población (depende de la dirección que llevéis) encontrareis unos carteles que os indicarán la dirección del yacimiento (no tiene pérdida ninguna).
Desde que tomáis este desvío en la carretera de Alpera, recorreréis unos 4 kilómetros entre viñas hasta llegar al aparcamiento.
Esta distancia discurre por terreno de tierra compactada que está en muy buen estado para circular con turismos normales.
El aparcamiento es bastante amplio. Hay varios carteles que nos indican la importancia de este lugar y se ruega no gritar.
Bonita ruta semi circular de poco menos de 5 kilómetros. En internet leí que el tiempo estimado para recorrerla era de unas 2-3 horas (entiendo que a paso familiar).
Es importante llevar agua y sombrero/gorra porque no hay demasiadas zonas de sombra durante la ruta (cero árboles).
Como ya os he comentado antes, la ruta comienza desde el propio parking y pasaremos bordeando varios campos de cultivo, dejando a la izquierda una pinada de pinos jóvenes.
Llegará un momento que encontraremos un poste de madera con marcas verdes y blancas (sendero local) y podremos perdernos por dentro de la pinada (también podemos seguir bordeándola).
Comienza una suave subida a la Sierra del Mugrón que tiene una altura total de 1.050 m sobre el nivel del mar.
Iremos viendo a lo largo de toda la subida carteles de varios tipos y marcas pintadas en las rocas que nos irán indicando el camino a seguir.
Llegará un momento en que la subida se cortará y dará paso a un llano con un sendero que iremos siguiendo hasta encontrarnos con un abrevadero tallado en la roca (con agua congelada, por cierto).
Una vez en este punto tendremos dos opciones: seguir por el Camino Hondo o subir por las escaleras.
A partir de aquí, la ruta es circular, así es que, si subís por un punto vais a tener que bajar por el que hayáis descartado en un principio.
La subida por el Camino Hondo es más larga pero mucho más suave y subir por las escaleras es más drástico (y hay que parar a coger aire en algún momento). Os lo dejo a vuestra elección.
Yo (como no podría ser de otra forma) he elegido subir por las escaleras, que por cierto, me han dejado con la boca abierta.
Son un puñado de escaleras, talladas en la roca, y junto a ella, podemos observar varios abrigos en la roca. Me ha parecido una pasada y me he sentido transportada a otras épocas.
Una vez lleguemos a la cima de la Sierra Mugrón, empezaremos a encontrar los restos del yacimiento íbero y tan solo tendremos que ir siguiendo el antiguo camino, donde, se pueden observar aún los trazados de las ruedas de los carros.
Caminaremos por la cima hasta que comencemos a bajar por el camino Hondo. En este recorrido encontraremos: antiguos aljibes de agua, depósitos para almacenar el grano y algunas estructuras rectangulares que debieron ser casas.
Este yacimiento tiene evidencias de ocupación desde la edad de Bronce, los Íberos y los romanos hasta la edad Media.
Ocupa una superficie aproximada de 800 m de longitud por 350 m de anchura. Se encuentra en una meseta del monte, con un único acceso, y por el que posiblemente los íberos trazaron un camino, el llamado Camino Hondo.
De esta época íbera son también los restos de casas excavadas en la roca así como los aljibes.
La ciudad ibérica desapareció con la conquista de los romanos, aunque la influencia ibérica se mantuvo durante un tiempo.
La población fue creciendo y extendiéndose por las laderas, sobre el camino íbero inutilizado, construyéndose habitaciones medievales rectangulares. Se sabe que en el siglo XV la ciudad estaba desierta, lo cual puede deberse al brote de peste negra que sufrió la zona a mediados del siglo XIV.
Las características del Poblado Ibérico Castellar de Meca sugieren que éste sería un gran almacén de productos agropecuarios que explicaría el camino de acceso para facilitar su transporte desde el llano.