La Thaumetopoea pityocampa, conocida por todos como procesionaria del pino, pertenece a la familia Thaumetopoeidae.
Este insecto, es temido por mucha gente que lo ven como un insecto «mortal» por el daño que puede llegar a causarle a las mascotas (sobre todo si ingieren a la oruga).
Es muy importante, en los meses de descenso de estos insectos, extremar las precauciones con niños y mascotas, para impedir que tengan contacto con este lepidóptero.
La procesionaria del pino (Thaumetopoea pityocampa), es un lepidóptero típicamente mediterráneo. En España se localiza en toda la península y Baleares. Ataca a todas las especies de pinos y cedros.
Las especies más susceptibles son: el Pinus nigra (pino laricio), Pinus canariensis y Pinus sylvestris. Los Pinus pinaster, Pinus halepensis (pino carrasco) y Pinus pinea (pino piñonero) son más resistentes.
El clima tiene un factor importante en su distribución:
La pluviosidad elevada dificulta la proliferación de la procesionaria del pino.
A mediados – finales de verano (julio y agosto) las hembras adultas realizan la puesta en las acículas de los pinos.
Las orugas tardan entre 30-40 días en nacer y empiezan a alimentarse en el mismo sitio donde emergen, desplazándose posteriormente a otras zonas donde construyen los nidos.
Por el día permanecen en el nido, y por la noches salen a comer (salvo en zonas muy frías donde salen a comer durante el día).
Las larvas mudan y pasan por 5 estadíos larvarios. Durante todos ellos presentan un comportamiento gregario, de forma que la colonia se desplaza hacia la zona más favorable de la copa.
En la fase de larva 3, tiene lugar la formación de los nidos de invierno, y por tanto el emplazamiento definitivo de la colonia. También en esta fase la larva adquiere su aspecto típico definitivo y se forman los dardos urticantes. Estos dardos se liberan cuando la larva se agita.
En las fases larvarias 4 y 5 aumenta el número de pelos
A finales invierno (febrero, marzo, abril), cuando las condiciones ambientales son adecuadas, las larvas maduras abandonan los pinos y se dirigen en procesión hacia el suelo para enterrarse y crisalidar.
La hembra que encabeza la procesión busca el lugar adecuado, cuya temperatura ideal será de 20ºC. Una vez decidido, se entierran individualmente a 20-30 cm de profundidad, dónde tejen un capullo. La crisálida enterrada puede permanecer en diapausa (inactiva) de 1 a 4 años, esperando las condiciones climáticas adecuadas.
Las mariposas emergen en los atardeceres de los días de verano, y la cópula se produce el mismo día de la emergencia. Sólo viven 1 o 2 días, y la ovoposición debe ocurrir un mes antes de que las temperaturas bajen de los 30ºC.
La dinámica (aumento o disminución del número de individuos) de las poblaciones de procesionaria del pino, está determinada por el clima y la alimentación.
En un pinar adulto situado en una zona de clima favorable, el ciclo de ataque de la procesionaria dura 5 o 6 años. El “asedio” comienza con algunas colonias en los bordes y claros de bosque, y el “asalto” avanza hacia el centro de la masa arbórea, una vez las zonas del borde del bosque han quedado defoliadas.
Tras el saqueo del centro del pinar, la comida de la procesionaria empieza a escasear, y eso, sumado a los parásitos y predadores disminuye su población. El pinar queda libre durante unos años de la plaga, se recupera y las poblaciones de enemigos de la procesionaria disminuyen por falta de alimento.
Entonces se inicia un nuevo “asedio”. Sin embargo en un pinar joven en zona climática favorable, dónde todos los pinos son igualmente asequibles y atractivos, y la cantidad de alimento es menor, los ciclos son más cortos. Puede llegarse a una situación de “equilibrio” en que las poblaciones de procesionaria y de pinos sobreviven en precario.
En un pinar situado en zona de clima frío, las fases larvarias duran más, aparecen diapausas prolongadas, y además las larvas pueden morir si las temperaturas son inferiores a la mínima tolerada. Gracias a ello, el pinar se recupera mejor de los ataques de la procesionaria.