Argiope bruennichi también conocida como argiope avispón es una vistosa araña perteneciente a la familia Araneidae.
Este ejemplar fue observado en el Jardín Botánico de Castilla-La Mancha (del que os hablo en otro post, por si os interesa visitar este precioso lugar).
Aunque el género Argiope tiene más de 88 especies repartidas por el mundo, en la Península Ibérica tenemos presentes 3: Argiope bruennichi, A. trifasciata y A. lobata.
En general, son arañas de colores muy vistosos y que tienen un patrón de coloración atigrado (lo que les ha valido el nombre de «arañas tigre»).
Índice
Esta especie, al igual que las demás Argiopes, presentan un marcado dimorfismo sexual, siendo las hembras de bastante mayor tamaño que los machos.
En esta especie en concreto, las hembras pueden llegar a medir hasta 20 mm y los machos llegan hasta los 5 mm de longitud.
La hembra tiene el prosoma o cefalotórax cubierto de pelo gris y el opistosoma o abdomen cubierto de rayas amarillas, negras y blancas. Las patas son de color blanquecino con anillos negros.
Los machos, por el contrario, tienen el abdomen más alargado y una coloración plateada o amarillenta.
Es una araña ampliamente distribuida en el área mediterránea.
El hábitat donde se pueden encontrar va desde pastizales o bordes de caminos, hasta jardines o zonas con vegetación húmeda próximas a cursos de agua.
Desde hace relativamente poco tiempo, se está llevando a cabo un programa de ciencia ciudadana llamado Argiopeople, donde se pueden subir los datos de avistamientos de estas arañas del género Argiope.
De esta manera, los científicos obtendrán valiosos datos sobre la distribución de esta género de arañas (también se pueden añadir avistamientos del género Araneus).
Son arañas solitarias que generalmente no suelen morder salvo que se vean amenazadas (yo tuve una A. trifasciata en el patio de casa y nunca tuve problemas con ella).
Algo característico de este género son unos hilos en forma de zig-zag que están presentes en la telaraña y que se conocen con el nombre de «estabilimento».
Las hembras suelen devorar a los machos tras el apareamiento, por lo que los machos han diseñado una curiosa estrategia de supervivencia.
Esperan cerca de la hembra hasta que esta complete su última muda (para que sea viable sexualmente hablando), y así, no tendrá los quelíceros (piezas bucales) aún endurecidos.
Tras copular con ella, tapona el orificio sexual femenino para asegurarse que la descendencia es suya y se retira rápidamente.
Tras el apareamiento, la hembra aumentará de tamaño considerablemente al albergar en el interior de su abdomen los huevos.
La puesta de huevos la realizará en otoño y la protegerá con una ooteca, compuesta a base de proteína espumosa endurecida al contacto con el aire.