Las minas de azufre de Libros se encuentran en la provincia de Teruel, a tan solo 27 km de esta bonita capital de provincia.
A estas minas también se las conoce como << La azufrera>> y estuvieron operativas hasta 1956.
Actualmente se encuentran abandonadas, pero se puede visitar y ver las ruinas de lo que un día fue un poblado minero (la iglesia y las casas cueva siguen en pie, bien conservadas).
Índice
Para llegar, tenemos que acercarnos a la población de Libros y seguir la carretera dirección Riodeva.
Llegará un momento que desde la carretera veremos a mano izquierda una señal de hierro de un dinosaurio, pues ahí es donde empieza esta aventura.
Tenemos la opción de dejar el coche en el primer parking (junto al dinosaurio) y desde allí subir andando a ver el poblado minero y las cuevas, haciendo una pequeña ruta de apenas 1 km.
Si no te apetece andar demasiado, hay un segundo parking más arriba y allí también podrás dejar el coche aparcado.
Hay que remontarse a finales del siglo XIII para situarse en el inicio de la explotación de las minas de azufre de Libros.
Desde entonces los trabajos continuaron de manera intermitente hasta 1889.
Años más tarde, en 1906, la Industrial Química de Zaragoza se encargó de la extracción del mineral hasta que 1956 las minas se cerraron definitivamente.
En la época de máxima productividad de las minas mas de 2 millares de obreros trabajaron en ellas.
Entre las ruinas que te rodean se encuentran los edificios que albergaron:
Los edificios fueron demolidos al finalizar la explotación, pero la Iglesia aún se mantiene gracias a los habitantes de Libros.
Como curiosidad, en la Oficina de Turismo de Teruel hay una recreación a escala de todo este poblado.
Como os comentaba un poco más arriba, se puede hacer una pequeña ruta lineal de 1 km aproximadamente que nos llevará a visitar las ruinas del poblado minero, luego a ver las casas cueva y terminar adentrándonos en una antigua mina de azufre.
Todo el camino está señalizado por unos carteles de hierro en forma de senderista y no hay posibilidad de perderse. No hay ni una maldita sombra en todo el camino, por lo que recomiendo llevar agua y tomárselo con calma para evitar sustillos.
La iglesia del barrio minero de La Azufrera se halla bajo la advocación de Santa Bárbara, es un oratorio excavado en la roca del monte.
He leído en algunos blogs que se pueden pedir las llaves de esta iglesia en el Hostal Teresa del pueblo de Libros (generalmente permanece cerrada).
Cuando me decidí a visitar este antiguo pueblo minero, no tenía ni idea de lo que me iba a encontrar, por lo que, cuando vi las casas cueva flipé en colores.
Resulta, que gracias a la labor desinteresada de Julián Martínez, hoy, podemos disfrutar de unas casas cueva bien conservadas y decoradas para que nos podamos hacer una idea de lo que era vivir en ellas.
Estas casas acogían a los trabajadores mineros y a sus familias, pero posteriormente, se usaron como refugios antiaéreos durante la guerra civil española.
Todas las cuevas tienen escrito en el dintel el nombre, y llegaron a haber más de 130 repartidas por todo el monte.
Dejando atrás las casas cuevas, ascenderemos por una pista forestal para ir al encuentro de una de las minas de extracción de azufre.
Estas minas fueron muy importantes, no solo por la cantidad de azufre que se extrajo y por todos los empleos que dio a la gente del lugar, sino porque se extrajo de ellas fósiles de ranas muy bien conservados.
Los sedimentos que contienen el azufre explotado en estas minas tienen su origen en un lago formado hace unos 10 millones de años (en el Mioceno).
En las partes más profundas del lago se acumuló abundante materia orgánica vegetal en un ambiente de bajo oxígeno y muy baja energía; allí se depositaron los cadáveres de algunos animales: gasterópodos, anfibios, reptiles, artrópodos, aves e incluso mamíferos.
El conjunto dio lugar a una capa de arcillas bituminosas de color oscuro. La escasez de oxígeno evitó la descomposición completa de los animales muertos y permitió el excepcional estado de conservación de los fósiles.
Muchos de los fósiles extraídos en este yacimiento forman parte de las colecciones paleontológicas en museos de todo el mundo, también hay parte de esta colección en Dinópolis, Teruel.
En las Minas de azufre de Libros se encontraron ejemplares de la Rana pueyoi, que fue citada por primera vez aquí, por Longinos Navás Ferrer.